Buscar este blog

lunes, 13 de mayo de 2013

Día 16: La llamada de María

MARTES 30 DE ABRIL DE 2013:

     Mis noches siguen siendo como siempre: vueltas y más vueltas, pesadillas e insomnio... pero duermo mejor en la azotea que en mi propia habitación, a pesar de esto... Como el colchón es de goma espuma, se me clava las tablas de madera del sofá cama donde estoy durmiendo, pero tengo un inquietante sentimiento de paz...
     Los dolores ya no son tan fuertes, pero no consigo dormir boca abajo. Y cuando decido hacerlo de lado, la herida me escuece.
     Hoy ha sido el primer día que me he aplicado rosa mosqueta, y me ha dolido, aparte de que ha sido una sensación desagradable tocar la herida, incluso me ha dado la sensación de que aún me quedaban grapas... He mirado nuevamente y en los lados es como si las grapas estuvieran por dentro, grabándome la piel. La enfermera me comentó lo de la crema pero con la intención de que me aplicara muy poco, nada de embadurnarme. Parece que no le atendí y lo primero que hice fue aplicarme muchísima crema... por error o conscientemente. Me dolió. Me lo aplico por la mañana, desde que me levanto. Afortunadamente tenía un bote pequeño en casa de la marca Babaria (recuerdo que lo vi en una farmacia, y al ser testigo de lo que había conseguido en la mano de una amiga cuando tuvimos un accidente de tráfico y se quemó con el airbag, decidí comprarlo).
     Hace unos años me cuidaba más, lo justo. Compraba cremas pero nunca las terminaba, y fue lo que me pasó con este pequeño botecito de cristal, sólo me aguantaría unos pocos días, luego tendría que comprar más rosa mosqueta, pero no es un producto barato. Aunque tampoco me interesa que siga la cicatriz que tengo debajo de mi abdomen. Es como la sonrisa del Joker. Aparte de los puntitos rojos que han quedado encima y por debajo de esa jocosa cicatriz.
     Por sorpresa, hoy recibí la llamada de mi compañera María, mi compañera del centro médico y a quien le habían extirpado los dos ovarios. Pensé que no quería saber nada de mí, incluso lo comenté con Pilar, la señora de la prótesis en la rodilla. "¡Te escribí un mensaje a tu móvil, cuando te hice la llamada perdida porque no lo encontrabas... Y pensé que ese podría ser tu número... diciéndote que habían encontrado tu pendiente y que yo se lo había dejado al enfermero!". "Sí, leí el mensaje". "Lo menos que podías haber hecho era responder con un gracias".- Fue lo primero que pensé cuando oí su respuesta. "Pero te llamaba para agradecértelo y nunca cogías el teléfono". "Pues no he visto ninguna llamada de móvil desconocido".- Yo seguía pinchando. Luego recordé que hacía unos días había visto un número de móvil que no conocía, y también es cierto que el móvil lo tenía siempre en silencio... 
  • "¡Cómo me tira la herida!".- Se queja María. "Yo mejoré antes que tú, pero la herida me está dando la lata, me duele mucho. Mi hermana me aplica Betadine. ¿Cómo lo llevas tú?".- Me pregunta. 
  • "Pues igual que tú. Yo no me aplico Betadine, no lo había pensado, tampoco me lo habían dicho. Rosa mosqueta es lo que me pongo tal como me comentó la enfermera, por si no quiero que se me queda marca".
  • "Tú sabes que mi hermano es médico y es lo que me recomendó. También uso una especie de faja braga. ¿Te quitaron todas las grapas? A mí sólo una parte".
  • "Sí. Precisamente ayer. ¿A ti no?".- Le dije.
  • "No. Pero cómo me duele. Tú te has curado más rápido que yo".- Vuelve a repetir.
  • "Pero yo lo pasé peor. Además, tú eres una mujer fuerte. Después de la operación ya estabas en pie e hiciste los ejercicios antes que yo, sobre todo lo de ir al baño".
     Obviamente, la conversación fue más o menos así... huelga decir. Ese mismo día me llamó Pilar, y le comenté que había hablado con María. Suspiré tranquilamente porque pensé que ésta se había molestado por algo.
     Me subo por las paredes. No por estar encerrada en casa, que es lo normal en mí, sino por no poder hacer casi nada, así que la mayoría de los días le hago el almuerzo a mi padre y hermana. De vez en cuando soy una inconsciente y cojo algo de peso... me doy cuenta cuando levanto algo pesado y me tira de la herida... Con respecto al trabajo, me siento incómoda estar tanto tiempo de baja, pero a pesar de la llamada de atención de uno de mis jefes, ya estoy tranquila porque el fin de semana conseguí hacer lo que tanto me torturaba psicológicamente hablando (respecto a mi trabajo), porque me había ido sin haberlo terminado. Pero desde entonces, ya no he vuelto...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por comentar.