La alarma de mi móvil suena a las 5:30 horas. Duermo unos 10 minutos más y vuelve a sonar. La desactivo, estoy muy cansada. "Ya iré el 1 de mayo, que no va nadie a trabajar".- Pienso. Me levanto unas cuatro horas más tarde y me voy a desayunar. Mientras lo hago, me remuerde la conciencia y no lo puedo evitar. Me voy a mi habitación y me preparo para ir a mi trabajo.
Llego al trabajo a las 10:30 horas aproximadamente y enciendo los ordenadores. No es conveniente que levante peso, pero por inercia lo hago en ocasiones. Conforme pasan las horas, me duele la herida. El joven que me sustituye sólo hace una parte de lo que yo hago diariamente. Durante mi hospitalización, uno de mis jefes me confiesa que han tenido que desconectar el teléfono.
Mi intención de ir a trabajar es porque he dejado llamadas por hacer, sobre todo. Pero no hago ninguna y me dedico a recoger los expedientes que mis jefes han estado dejando en dos baldas que yo misma preparé para que los pusieran allí hasta que yo regresara. Cada expediente que muevo, lo indico en una lista que les preparé antes de irme. Además, los remarco en amarillo. Hay más de 100 correos electrónicos, pero no sé cuáles han sido leídos y cuáles no. Me veo cada vez más agobiada, porque hay mucho, a pesar de que están intentando sacar lo más urgente... En ningún momento mis jefes me han pedido que vuelva lo antes posible, sólo cuando esté recuperada o me den el alta.
Le envío un mensaje a mi padre: "Haz el curry. Coman ustedes". Avanzada la mañana, mi padre me llama al móvil: "¿Estás trabajando? ¡Estás de baja! ¡A tus jefes les puede caer una buena multa por estar tú trabajando".- No hace falta que se lo confirme, pero lo hago y le pido que me deje en paz "hoy es sábado, no viene nadie, además, no voy a poner en una aprieto a mis jefes". No puedo estar tranquila en casa sabiendo que tengo trabajo pendiente. Me llama la atención, pero no consigue convencerme para que me vaya.Continuo con el trabajo, avanzo bastante, pero no lo suficiente. No consigo quitarme de encima lo que tanto me desvela. No consigo priorizar. Cada vez me duele más el estómago, la herida, no lo sé. Tengo desabrochado el pantalón por completo, pero me duele y me deja más encorvada.
Casi es mediodía y por allí no ha pasado nadie. Mi padre vuelve a llamarme: "Estoy cerca de tu trabajo. Si quieres pasarte por aquí te llevo a casa". "No, aún me queda mucho. Me quedo".- Le digo. Pero cada vez me duele más, así que un rato más tarde le llamo y le pregunto dónde se encuentra. Sigue cerca de mi trabajo. Intranquila por todo lo que me queda, me voy del trabajo, con la intención de volver al día siguiente.
Mi padre vuelve a llamarme la atención cuando me recoge en su coche. Me cuesta subir en él. Cerca de casa, nos tropezamos con mi hermano, su hijo y su novia. Mi hermana ya está comiendo. Mi padre ha utilizado la carne picada que yo había comprado para la lasaña por si se ponía mala. Hace poco aprendió a hacer albóndigas turcas y yo siempre había estado a dieta. Pero hoy no. Comí tres, ¡estaban buenas!
Me duele la herida. Después de comer me voy a dormir, estoy cansada. Recuerdo que me despierto unas horas más tarde, pero no sé qué más hice... Mañana, para aprovechar mejor el día, sí pienso levantarme a las 5 y media para ir a trabajar...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por comentar.