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miércoles, 16 de abril de 2014

Un año después...

MIÉRCOLES 16 DE ABRIL DE 2014:

     No me he olvidado en absoluto de este blog. He estado continuamente pensando qué escribiría un año más tarde tras mi operación de histerectomía. Este martes 15 hizo un año. El 15 de abril de 2014 ingresaba en el hospital, y era al día siguiente cuando me extirpaban mi útero y un ovario.
     Ha llovido mucho desde entonces. Mi vida no ha cambiado gracias a la histerectomía, tal como leo en ocasiones: "Soy una mujer diferente desde que me operé", "mi vida ha mejorado desde que me hice la histerectomía", "ya no soy la misma, ahora mi vida es mucho mejor". Para ser sincera, no he notado todo esto que dicen algunas. Que no tengo que comprar compresas o que no sangro es lo mejor. Pero yo sigo siendo la misma persona insegura, introvertida, tímida... Aún tengo mis reservas, después de un año. Es decir, todos los meses pienso que "voy a caer mala" (como decimos cuando nos viene la regla), pero en realidad no ocurre eso, aún así, sigo pensando en ello ("ya verás que algún día te llevarás una sorpresa" - me digo).
     No soy más feliz porque me haya hecho la histerectomía. Tampoco más segura ni despreocupada... Y en absoluto me siento desdichada. Hace unos meses le comenté a una persona que conocí hace poco, que hacía solo poco menos de un año me habían quitado unos miomas, y con ellos, mi útero. Lo primero que hizo fue compadecerse de mí. Yo me reí, porque "lo normal" es que una mujer esté realizada cuando tiene hijos (por lo menos, es lo que pienso la mayoría de la sociedad). Luego le dije cuáles eran mis pretensiones respecto al tema de los niños. Y me confesó que efectivamente le entristecía saber que una mujer ya no puede tener hijos. Pero no todas hemos nacido con instinto maternal.
     Como no soy una persona constante, la crema Nivea me la suelo aplicar cada Corpus Christi. Vamos, una vez cada 2 meses aproximadamente. Tengo algo de sensibilidad a lo largo de la cicatriz, que hay que decir, que el ginecólogo se portó muy bien (él mismo me dijo cuáles eran sus intenciones), realizar el corte en la zona menos visible, entre el estómago y el pubis.
     En cuanto a los dolores, no he vuelto a tener salvo en 3 ó 4 ocasiones, pero tan fuertes como cuando tenía la regla, o sea, fortísimos. Pero sólo un momento. Tomo un ibuprofeno y Santas Pascuas. Hace una semana y de madrugada, mientras dormía, soñé que me dolía muchísimo el estómago, los mismos dolores antes de operarme, eran tan fuertes los dolores en mi sueño, que me desperté y comprobé que eran dolores reales, me estaba doliendo mientras estaba durmiendo. Como ya no compro tanto ibuprofeno como antes, no conseguí dormir tranquila. Por la mañana comenzaron a remitir y me sentí más aliviada. Por eso, al principio de mi alegato, indico que no me encuentro más segura ni despreocupada porque, aunque son pocos, sigo teniendo dolores muy similares a cuando "caía mala". No sé a qué son debidos esos dolores, pero casualmente me ocurre una vez al mes, aunque ahora cada varios meses.
     En resumidas cuentas, si mi vida ha cambiado, no ha sido porque ahora tengo un útero y ovario menos.

jueves, 3 de octubre de 2013

¿Qué ha ocurrido desde julio?

JUEVES 3 DE OCTUBRE DE 2013:

     Desde la última vez que escribí, en julio de 2013. Respecto a mi vida ha habido algunos cambios, en cuanto a la operación, ya no recuerdo los cólicos. Es decir, no recuerdo que me doliera el estómago (como me dolía cuando tenía la menstruación, con aquellos fatídicos cólicos), desde hace unas cuantas semanas, me atrevería a decir, desde hace uno o dos meses. ¡Ya no tengo cólicos!
     Sigo con la crema Nivea, la de toda la vida. Aunque es un poco espesa para ponerme sobre la herida (el médico que dejó una maravillosa cicatriz en un lugar casi invisible. Y, aunque se hubiera visto, poco me habría importado). Decía, que Nivea, la del bote azul, es algo espesa para la herida, que sí he notado que tengo más sensible esa parte, es decir, me aplico la crema y siento un poco de dolor, ya que la estoy frotando. Me toco un poco y noto algo de daño.
     También uso Nivea en la ducha, ¡una maravilla! Es más líquida y fácil de aplicar, aunque paso la mano por la herida para aplicarme la crema, y ésta me duele un poco. Pero nada sin importancia.

sábado, 13 de julio de 2013

Día 90: Estoy de alta

SÁBADO 13 DE JULIO DE 2013:

     Algo más de un mes ha pasado desde mi último post. Desde mi operación, el 16 de abril de 2013, han pasado 91 días, que equivalen a tres meses, 1 día más 1 día menos.
     Mi vuelta al trabajo no fue fácil (tampoco lo era cuando estaba en él). Comencé a trabajar el 17 de junio, y sólo hasta el día 10 de julio, he conseguido quitarme una losa de encima. Algo me torturaba en el trabajo. Era casi todo, pero podía vivir con ello. Sólo con "algo" me era imposible seguir adelante.
       El 17 no fue fácil. Mi trabajo fue cuestionado (lógicamente, cada maestrillo tiene su librillo y dentro de su 'desorden' uno conoce su orden). Es como pedirle a un celador que opere al próximo paciente, o que se le pida al cirujano que haga sólo una pequeña parte de todas las tareas de un celador. Me dolía en el centro del pecho y no he dejado de hacer horas extras (sin que nadie me las pida, pero forma parte de mi personalidad, y cuando se me cuestiona sin yo saber por qué, trabajo más para castigarme). No me ha servido ni los antidepresivos, ni los ansiolíticos, ni tan siquiera las pastillas para dormir. Todo sigue igual antes de dejar el trabajo para operarme.
     Durante casi un mes he estado llorando todos y cada uno de estos días, el llegar al trabajo se convertía en una verdadera tortura. Mis últimas lágrimas fueron el día 10, cuando el día anterior me despedí (con una mano delante y otra detrás). Afortunadamente en mi trabajo no todo el monte es orégano, y recibiré, después de mi marcha, ayuda (la misma que yo he ofrecido). No es que sea más feliz (nunca lo he sido), pero ya consigo reir, aunque siga queriendo estar encerrada en casa, no deje de comer... y a pesar de todo ello... no me importa en absoluto no poder tener hijos y cuidar una cicatriz debajo de mi vientre. Justo o no, mis problemas ahora son otros, y no la histerectomía.
     Sigo utilizando la crema mosqueta (reconozco que hay noches que dejo de hacerlo y me voy a la cama directamente), y la marca de las grapas son menos acuciadas.
     También sigo con la cremallera completamente abierta de los pantalones vaqueros, vaya a donde vaya. Si me subo algo la cremallera me pilla la cicatriz y me hace daño, por lo que durante todo el trayecto, desde mi casa hasta el trabajo, los pantalones se me caen poco a poco y me los recojo continuamente. El algo cómico. Ni siquiera uso cinturón. Además, como he engordado los dos meses que estuve de baja, los pantalones aguantan un poco.
     Lo que más me echan en cara algunos de mis jefes es el no haberles indicado cuánto tiempo estaría de baja, para ellos saber si necesitaban o no otra persona (que tuvieron que contratar un tiempo más tarde al verse desbordado). Pero juro que no se me ocurrió preguntarle a mi doctora cuánto tiempo estaría de baja.
     Por cierto, los cólicos siguen, pero un buscapina (preferiblemente) o dos ibuprofenos 600 (en defecto de aquel) y se calmaron o acabaron los dolores, que cada vez son menos frecuentes y dolorosos. 
     Hace unos días me llamó María, la compañera de habitación en el hospital que también se hizo una histerectomía. No ha tenido tantos dolores como yo, pero está algo desilusionada con la barriga que se le ha formado con la cicatriz, la cual le desagrada... pero a mí no.

     Un saludo, espero haber ayudado a alguien a solventar algunas dudas y quizá nos veamos pronto o dentro de un año desde mi intervención.

miércoles, 12 de junio de 2013

Día 58: Sigo de baja

MARTES 11 DE JUNIO DE 2013:

     El último día que tuve cólicos fue el pasado viernes 7 de junio. Y así acudí a mi médico de cabecera. Le pedí otra medicación, ni el enantyum ni el ibuprofeno me han ayudado con los dolores  que sentía todos y cada uno de los días desde hacía unas tres semanas aproximadamente. Así que me recomendó buscapina (creo que ya lo había usado hace tiempo). Tenía un compromiso nada más salir del médico, pero el dolor era insoportable, así que volví a mi casa, me tomé una pastilla y no recuerdo si a la media hora aproximadamente, el dolor desapareció... hasta hoy martes 11 de junio. No sé si ha sido casualidad, el caso es que todas las semanas me dolía algo nuevo, y desde el viernes 7, ¡no tengo cólicos!
     El pasado miércoles tuve cita en la Mutua, después de una hora esperando, al ver que aún seguía de baja, me dieron nueva cita para finales de este mes: "Ya no hará falta, el lunes pediré el alta".- Les he estado diciendo a todos muy convencida. Y es que me siento mal por estar tanto tiempo de baja. Me remuerde la conciencia y no he hecho nada. De los días que he estado de baja, el 97% me he quedado en casa, porque siento como si no me lo mereciera.
     El martes volví al psiquiatra particular, otros 60 eurazos (tiré de tarjeta, claro). Le dije que dormía peor y menos, entre unas 4 ó 5 horas diarias. Así que me aumentó la dosis. El jueves tuve que ir al psiquiatra de la Seguridad Social, yo no estaba muy convencida, Pilar (con quien hablé ayer y le comenté mi decisión de no seguir yendo al psiquiatra que me recomendó) me dijo que el día que fue a la Seguridad Social no le convenció el ambiente, parecían estar todos locos allí. Yo eso no lo vi. Realmente estaba muy nerviosa. Llegué algo más temprano de mi hora y me tocó esperar, pero allí no había nadie gritando, además, ahora sé que el psiquiatra no es para locos... sino es quien ante una depresión (como es mi caso), me propone una medicación. Y el psicólogo es quien habla conmigo.
     Una psicóloga habló conmigo largo y tendido. En ese mismo momento, sin cita, quiso que su compañera, una psiquiatra, verificara la medicación del psiquiatra privado (por entonces yo estaba convencidísima de seguir con este señor). Pero mi percepción cambió. Tengo pendiente la llamada a este psiquiatra para decirle que no voy a volver. En la Seguridad Social me han escuchado y aunque en el privado insistiera que lo mío era sólo "químico" y no terapia, yo no estaba conforme. Yo necesito que alguien me escuche y me ayude a ganar autoestima, y creo que aquí lo voy a conseguir, charlando y con pastillas, por lo que veo.
     Ni la psiquiatra ni la psicólogo le dieron importancia a mi operación, es decir, tengo 37 años, no tengo hijos y me han quitado el útero, pero en ningún momento les indiqué mi estado de ánimo al respecto... supongo que lo más importante es conseguir quererme, que estoy así desde mi infancia, según el psiquiatra privado (antes yo era peor).
     El Supradyn ha dejado de hacer efecto, la psiquiatra de la Seguridad Social me ha quitado toda la medicación que tenía y me ha puesto sólo dos. Un antidepresivo por la mañana y otro para la ansiedad por la noche: Dormodor, me la debo tomar una hora antes de dormir (¿pero cómo saber cuándo quiero irme a dormir?). Otro interrogante, según el prospecto, debo procurar dormir 7 horas... eso es casi imposible para mí. Hace unos minutos que tomé una cápsula y ya se me están cerrando los ojos. Es la una y media de la madrugada del miércoles. Como decía, el multivitamínico ya no cumple su función, al menos la que yo creía. Cuando comencé a tomar los antidepresivos a principios de este año, al mediodía siempre estaba con sueño. Hace unos meses me compré un bote y dejé de dormir, me sentía despierta, pero ahora con esta nueva medicación, no hay mediodía que no visite la cama... y eso me da mucha rabia, sobre todo porque me acabo de comprar un kit de ¡90 pastillas!.
     Seguramente el próximo lunes volveré al trabajo, lo peor es que tendré que coger peso sí o sí, y eso no lo puedo evitar, tendré que buscar alguna alternativa.

viernes, 31 de mayo de 2013

Día 46: Siguen los cólicos

JUEVES 30 DE MAYO DE 2013:

     ¡No puedo más! ¡No consigo quitarme los cólicos ni con ibuprofeno ni con Enantyum Me dice el ginecólogo que es un dolor normal por la herida interna, que nada tiene que ver con los cólicos que tenía con la regla, ¡pero estos son los mismos dolores! ¡Los sufrí durante más de 20 años! Consigo diferenciar los gases de los cólicos, ya que sufro de ambos, y no tienen nada que ver. 
     ¡Dos semanas con dolores todos los días durante todo el día! Algunas horas me viene más fuerte, pero es bastante incómodo. Sigo decepcionada, supongo que tendré que seguir esperando. Son varios niveles de dolor. En estos momentos, que son las 2 y media de la madrugada del jueves, son muy leves (como un suave ronroneo). Hace unas horas fue algo más fuerte (como si se me estuvieran revolviendo las tripas, pero no son gases), tanto, que fui corriendo al baño... Al mediodía consiguió que "taconeara" (como si alguien me estuviera martillando el estómago). Y esta mañana comenzaban los dolores (como un dolor de cabeza que va aumentando). Afortunadamente no ha sido tanto como para endemoniarme.
     Ya consigo dormir boca abajo, y vaya si lo hago, ¡todas las noches! De lado también y sin ningún dolor. Me acuesto en la cama (sigo durmiendo en la azotea) como si nada. Eso sí, las escaleras las bajo con ambas piernas en cada escalón (en pocas ocasiones lo hago de forma normal). No me atrevo a levantar peso (más de 5 kilos), no vaya a ser que me dé una hernia como me dijo el ginecólogo.
     Finalmente me he acostumbrado al aceite de rosa mosqueta de Mercadona. Al principio prefería la crema, pero aquella es mucho más manejable, aunque pringosa. Pero al ser más suave y menos consistente que la crema, consigo aplicarla a la herida casi sin dolor (es muy leve, la rozadura es inevitable). La zona de mi estómago está más sensible, y aún no me he atrevido a cerrarme los pantalones vaqueros (única prenda que utilizo, aparte del pijama en casa, obviamente). Incluso la herida está algo más atenuada (los puntos que agarraban las grapas, porque la sonrisa de la herida se nota mucho). Es un verdadero suplicio cuando tengo que salir a la calle, así que la mayoría de mis días de baja, me quedo en casa durante todo el día (tampoco hay mucha diferencia cuando no trabajo).
     El 24 de mayo tuve cita con mi médico de cabecera, me ha dado cita para el próximo 7 de junio, sigo de baja. El 6 tengo psicólogo. Ya recuerdo qué tipo de depresión me dijo el psiquiatra hace un mes: depresión endógena (cumplo en un 99% con los síntomas basándome en esta página). Afortunadamente se trata de mi falta de autoestima, y digo afortunadamente, porque no es trastorno bipolar ni esquizofrenia o cualquier otra depresión mucho más grave... únicamente, que no me quiero y tengo que aprender a quererme y creerme. Curiosamente, la histerectomía no forma parte de mi depresión (sobre todo porque ni tengo hijos ni los voy a poder tener, al menos desde mi vientre).
     Salvo los cólicos y que me subo por las paredes porque no puedo hacer trabajos forzosos, lo demás va bien. Ya consigo estornudar, toser y reírme sin que me duela.
     El viernes pasado llamé a Pilar y me dijo que estaba mucho mejor de su rodilla. De María no sé nada...

   ...

     Aún me duele el dedo gordo del pie cuando hago algún movimiento brusco sin querer. En cuanto al moretón, se ha atenuado.

jueves, 23 de mayo de 2013

Día 36: ¿Dolores menstruales con la histerectomía hecha?

LUNES 20 DE MAYO DE 2013:

     Hoy tenía cita con el ginecólogo de la Seguridad Social (el mismo que me operó y que también dispone de consulta propia). Tocaba revisión después de un mes tras la operación.
     8:45 horas de la mañana. No entro puntual, la señora de las 8:30 aún no ha sido avisada y son las nueve menos cuarto pasadas.
     Me llama la enfermera. Lo que tiene el ginecólogo de amable, lo tiene aquella de antipática. Le habré visto unas 3 ó 4 veces desde que estoy yendo a este ginecólogo y siempre está igual de amargada, dando contestación, ya no malas, sino cínicas, que eso, molesta más... como tratando de tonta a una. Y es así para todas. Así que no consigo relajarme cuando le veo en la consulta, ni siquiera viendo al ginecólogo, que es todo sonrisa y tranquilidad. Tengo muchas preguntas para hacerle desde que me operé, pero de reojo veo a esa mujer y me pongo más nerviosa...
     Tras leer mi biopsia, me explica que sólo aparece lo que ya puso en el alta, no hay ningún problemaTengo que desnudarme de cintura para abajo. El ginecólogo me introduce algo por la vagina para ver cómo está la herida por dentro. "Tengo muchas preguntas que hacerle. No sé si puedo..." - le digo con timidez mientras estoy tumbada en una camilla con las piernas completamente abierta, su cara en mi vagina y las bragas tipo faja en mis manos... "Claro, adelante".
  • "La semana pasada, durante los últimos cinco días aproximadamente, he tenido los cólicos propios de la regla..."
  • "Eso es imposible".- Me decía con mucha parsimonia sin dejarme terminar.
  • "Le juro que eran los mismos dolores".- Le prometía al médico recordando los más de 20 años sufriendo cólicos menstruales (dismenorrea, como me dijo un médico hace años).
  • "Escúchame. No puede ser si no tienes útero. Son los dolores de la herida que tienes dentro".- Me intenta explicar con mucha tranquilidad, algo que yo misma me he dicho.
  • "Qué casualidad que me duela sólo unos días y justo cuando supuestamente voy a caer mala. No he tenido estos cólicos tan fuertes desde la operación, sólo la semana pasada".- No sé cómo convencerle que conozco mis dolores... Me siento impotente. "Van a seguir estos dolores?".
  • "Por lo menos mes y medio o dos. Tienes que esperar a que cure. Y no coger peso porque puede darte una hernia".- Se levanta y me pide que me vista.
  • "Pues eso va a ser difícil en mi trabajo".
  • "Pues tendrás que estar, como mínimo, 40 días de baja".
     Muchas de las preguntas que quería hacerle se me han olvidado de lo nerviosa que me pone la presencia de la enfermera (¡maldito sea mi poca personalidad!). Sigo insistiendo en los dolores, quiero que se le quede claro qué dolores son los que me dio la semana pasada, los mismos que cuando tenía la regla. Erre que erre ambos, me doy por vencida... me receta otro antibiótico (Enantyum) diferente al ibuprofeno. Cuando me estoy yendo, le indico que el acné (que nunca tuve en mi adolescencia, sino hace unos años), lo sigo teniendo. "Claro, conservas un óvulo".- Me aclara algo que ya sé...
     Y es que el sábado no fue un buen día de cólicos. Comenzaron por la mañana, ya me habían empezado el día anterior, me tomé unos cuantos ibuprofenos y se iba calmando (que no quitando) el dolor. El sábado ocurrió lo mismo. Los dolores, desde por la mañana. Como siempre, aguanté, aguanté tanto hasta las 8 de la tarde, cuando me tomé la medicina. A las 9 me tomé otra porque no se me quitaban los dolores... A las 12 me tumbé en el sofá de la azotea, retorciéndome de dolor, como si la niña del exorcista se tratara. No conseguía calmarme, ¡eran los malditos dolores de la regla! Lloraba en silencio porque mi hermana estaba con amigos. Di golpes, tiré todo lo que me rodeaba en el sofá, me lastimé los pies... había dejado de dolerme la herida y el golpe de la caída. Me di cuenta después, porque cuando me retorcía, pude hacer todos los movimientos que no puedo hacer desde que me operaron y me caí hace unos días al cruzarme uno de mis perros por mi camino.
     Acababan de anunciar que Dinamarca es la ganadora de Eurovisión. Mi hermana me llama, yo no le contesto. ¡No puedo! Así que sube y me ve llorando en el sofá mientras me retuerzo. Me hace preguntas (me ha visto así varias veces), pero yo no le puedo contestar, sólo lo hago con la cabeza. Me dice que tiene que acompañar a una amiga suya a su casa. Que si necesito algo. Le digo que no. Mantengo mis ojos cerrados durante todo ese tiempo...
     ¡No puedo con el dolor! ¡Estoy histérica! Me he tomado medicina para calmar y el dolor no me da tregua... Mi hermana se va y yo me dirijo a la cocina a tomar otro ibuprofeno. ¡Estoy tremendamente desesperada! Sé que hago mal, han pasado sólo tres horas.
     Mi padre llega a casa al poco rato. Y lo primero que hace es gritar nuestros nombres. Nadie le contesta y sube a la azotea. Allí me ve tirada en el sofá retorciéndome de dolor y gritando en silencio (no me esperaba que subiera). Se pone muy nervioso (pienso que exagera demasiado). Se enfada con mi hermana porque piensa que ella ha debido preocuparse más por mí antes de salir... pero yo no estoy atenta a lo que me está comentando. Sí le oigo escribiendo en el whatsapp. Mientras tanto, me dice llamar a una ambulancia o llevarme a urgencias... sigo con los ojos cerrados y llorando mientras doy algunos golpes con mis pies... me vuelvo a hacer daño.
     Poco a poco se va relajando el dolor, pero no se quita, y entonces puedo hablar tranquilamente con mi padre:

  • "Es que yo nunca te he visto así".- Me dice nervioso. 
  • "¡Claro que sí, cuando yo era un adolescente, y junto con mi hermano, decíais que yo exageraba!". 
  • "¡Te decía llamar a la ambulancia o llevarte a urgencias, pero si no me contestas, no te puedo ayudar!". 
  • "Si me estoy retorciendo de dolor y llorando, no me apetece decir nada, además, te decía que no con la cabeza". 
  • "Estoy muy enfadado con tu hermana. ¡Dejarte aquí cuando hay que cuidar de ti".
  • "¡No digas tonterías! Esto lo tengo todos los meses, no es ninguna novedad. La chiquilla me preguntó si necesitaba algo". 
  • "Ella no tiene que preguntar, si te ve así, no tiene por qué salir. Cuando venga le voy a llamar la atención".
  • "Papá, te lo pido por favor, no le fastidies el día, hoy ha hecho una fiesta y estaba feliz, no se lo fastidies... ¡por favor!".
  • "Ella tiene que tener unas responsabilidades. Y no se hace cargo".
  • "Eso, en parte, es culpa tuya. Tú eres su padre y le has permitido muchas cosas. Además, no es justo, ella es muy buena niña".
     Intento convencerle para que no le llame la atención, en un momento dado, mi hermana regresa y se une a nosotros. Mi padre no le dice nada y yo estoy más relajada, pero sigo tirada en el sofá. Nos quedamos solas y le pregunto a mi hermana si papá le ha llamado la atención. "Sí, pero yo ya te he visto muchas veces así y no sé qué hacer. Si estuviera en mis manos te ayudaría". "Supongo que te ha llamado la atención por whatsapp. No le hagas caso".- Le aconsejo esto último cuando me confirma mis sospechas. Comienza a dolerme la cabeza y los ojos me pican bastante...
     ...
     Al salir del ginecólogo, rápidamente me voy a comprar ese nuevo antibiótico. Voy a una segunda farmacia y al salir de allí, cruzo la carretera a sabiendas que los coches, a mi izquierda, están a lo lejos, parados detrás de un semáforo en rojo, pero no soy consciente de que a mi derecha hay un carril bus por el que en ese momento me avisa un conductor. Ante el susto, me doblo el dedo gordo de mi pie derecho al tropezarme con el separador de la vía. Después de pedir perdón al chófer con un "mea culpa" y saliendo de allí como alma que lleva el diablo, comienzo a cojear. Aquello duele bastante. A miércoles 22, el dedo gordo se me ha llenado de moradura, sin olvidarme del día que mi perro me hizo caer, que por alguna extraña razón, el moretón es más grande y lila...




viernes, 17 de mayo de 2013

Día 32: Cólicos y sorpresas

JUEVES 16 DE MAYO DE 2013:

     Escribo esto a las 3:17 horas de la madrugada. Sólo hace un momento, he recordado que mañana (hoy) viernes tenía cita con mi médico de cabecera para que me diera la baja/alta (no sé qué tocaba hoy, no obstante, yo hubiera pedido hoy el alta), y acabo de mirar en internet para confirmar la hora porque no la recordaba, y resulta que me la han cambiado para ¡el día 20!, de lo cual yo no tenía constancia. Así que he llamado al 24 horas y efectivamente lo tengo para el lunes (sé que tengo ginecólogo, pero no médico de cabecera). Lo que querido poner para mañana y el sistema ya no me deja, la única hora del lunes no me da margen para ir del ginecólogo hasta el ambulatorio, y la ¡siguiente cita sólo la puedo elegir para el jueves! ¿Cómo le digo a mis jefes que hasta el jueves sigo de baja? Se me cae la cara de vergüenza. ¡Ya tenía pensado ir a trabajar los fines de semana y en mis horas libres, para poder recuperar estos más de 30 días de baja!
     Hoy los cólicos han sido tan fuertes como cuando tenía la menstruación. Comenzaron a eso de las 12, pero yo pensé, si ya no tengo los miomas ni voy a tener la regla, cómo es posible que tenga cólicos... así que me dejé llevar. Entre mi hermana y yo hicimos el almuerzo, pero los dolores iban en aumento. A las dos de la tarde me tomé un ibuprofeno (que me calma) y comenzamos a hacer la comida. Aquello iba en aumento, empecé a llorar de los dolores y a encorvarme cada vez más. Me retorcía frente a la vitro, limpiaba la sartén mientras me retorcía de dolor. Mi hermana me pedia continuamente que me fuera, pero yo quería seguir allí. Logré sentarme y me agarré el estómago mientras 'taconeaba' impulsivamente llorando por los dolores: "¡Esto no! ¡Esto no! ¿Para qué he pasado la maldita operación? Si lo llego a saber no me hago nada?".- Maldigo ese momento en alto. Además, me duele horrores el brazo derecho tras la caída del miércoles. ¡Pero prefiero este diez mil veces a los cólicos! Sólo pienso en preguntarle el lunes al ginecólogo... Mi hermana y yo avanzamos la comida como podemos. Ya son las 3 de la tarde y aún no está terminado el almuerzo. Los dolores me han dado tregua... Paso toda la tarde sin necesidad de tomarme otro antiinflamatorio como antes.
     'Per se' la herida no me duele, a no ser que me roce con ella. Un simple gesto con mi mano o apoyarme en algo, me escuece. Me duele la espalda, de tanto arquearme hacia adelante, resumamos: de la insolación del domingo aún me escuecen los hombros, el golpe en el brazo derecho de la caída del miércoles, la mano izquierda abierta del mismo tropiezo, los cólicos y los roces en la herida. A pesar de todo, estoy bien, son nimiedades si me comparo (algo que odio) con gente que está peor que yo (niños en hospitales, enfermos terminales, etc.). ¡Estoy como una rosa! No tengo derecho a quejarme. Pero reconozco que estoy asustada por el tema del trabajo... por mi vuelta...